¿La culpa es del Buziraco?
19 Enero 2016 Armando Gamboa
OpiniónEl Monumento de las Tres Cruces en Cali es, sin duda, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, sitio que alberga una leyenda que pocos se atreven a comentar o simplemente desconocen.
La historia reciente de la capital vallecaucana habla de un periodo enmarcado por el terror, epidemias, incendios, temblores, el desbordamiento del río Cauca y la ausencia de cosechas en 1837. Entonces, la culpa se la atribuyeron a un demonio que migró desde Cartagena, a una ciudad con menos de 20 mil habitantes y con un atractivo cerro tutelar de 1480 msnm, desde donde el “Buziraco”, como se le conocía, habría enviado una maldición que desencadenaría los sucesos mencionados. Esta historia concluye con la intervención de dos curas franciscanos que llegaron desde el Ecuador para impulsar la procesión con 3 cruces de guadua y exorcizar al supuesto demonio.
Recordar los hechos de hace 200 años, en el que los que mitos y supersticiones prevalecían en el imaginario y la idiosincrasia colombiana, es traer a pleno siglo XXI una realidad igual o peor a la vivida y esta vez, sin creer en maldiciones, demonios o míticos monstruos. Hoy, esos personajes de las creencias ancestrales, son algunos políticos responsables de gran cantidad de los problemas en todo el país.
Si repasamos la realidad actual y la comparamos con la vivida hace un bicentenario, podríamos pensar que la maldición del Buziraco se mantiene…
Hoy, con casi tres millones de habitantes, la situación de Cali es cada vez más difícil. Solo para mencionar algunas cifras, en 2015 fueron asesinadas en la ciudad 1547 personas, el Chikunguña registró 47181 afectados en el Valle del Cauca y el Zika amenaza con fuerza; 3500 incendios forestales se registraron por la sequía y el accionar de vándalos e inescrupulosos. Los temblores son habituales en la región, pues estamos rodeados de fallas geológicas; el río Cauca, que hoy tiene uno de sus caudales más bajos, cobró vidas y dejó multimillonarias pérdidas en el segundo semestre de 2010 y actualmente, las cosechas de maíz, arroz y caña de azúcar, entre otros productos agrícolas, escasean debido al fenómeno del niño, que se prevé será de los más fuertes registrados.
Como caleño, ciudadano con derechos pero también con deberes, se ha puesto a pensar alguna vez ¿cuál es su grado de responsabilidad y el de sus allegados, a lo largo de la historia? Si hoy cualquiera asesina por negocio o por beneficio personal, se contraen enfermedades por simple irresponsabilidad, los incendios son provocados en su mayoría por pirómanos, contaminamos los ríos con toda clase de desechos, desviamos sus cauces, carecemos de cosechas por el calentamiento global del cual somos autores, desperdiciamos el agua y la energía simplemente porque la podemos pagar; pero seguimos pensando que la responsabilidad es de terceros, del Estado o de maldiciones y brujerías.
Mientras nos sentemos a ver la realidad desde un televisor, a criticar sin aportar, a culpar, a lamentar, a envidiar el progreso de los demás, a pensar en lo que pudo ser y no fue, el panorama jamás va a cambiar. Pasarán otros 200 o 1000 años y todo seguirá igual o peor.
Si nos preocupamos más por buscar culpables y señalarlos en todas partes - ahora con las redes sociales, insultamos y desacreditamos a todos y a cualquiera - pero no nos preocupamos por aportar, proponer y ejecutar pequeños cambios desde nuestros hogares, con nuestros vecinos, en nuestras acciones diarias, nada va a cambiar. La culpa seguirá siendo del Buziraco.
