Cali 24 horas de miedo
05 Julio 2016 Eduardo Llano
OpiniónSomos responsables por lo que vemos en nuestra realidad. Por lo mismo tenemos la capacidad de cambiarla. Ser conscientes de ese hecho nos libera, nos pone en control de nuestra realidad.
El alcalde Armitage, a quien admiro y respeto, parece estar ignorando esto, no se ve un norte claro en sus declaraciones y lo que es más grave, tampoco en sus políticas.
Ignorar que Cali es una de las ciudades más violentas del mundo es un error, más cuando se cuenta con el mandato ciudadano de gobernar, que implica ante todo proteger la vida y propiedad de los gobernados.
En Cali hace rato estamos en guerra urbana y uno no puede caer en el error de matar al mensajero porque no le gusta el mensaje y culpar a los periodistas por la sensación de inseguridad y miedo con el que se vive las 24 horas en Cali.
A parte de eso, fuese quien fuese el alcalde nos estaríamos quejando de lo mismo, porque no se discute ni hay políticas públicas suficientes dirigidas a lidiar con el problema más importante y del que nace toda la violencia: la combinación fatal de una brutal desigualdad y miles de armas en manos de civiles.
¿O será que así como nos dicen que debemos pagar si no queremos pico y placa, será que en esta época en la que todo tiene precio nos tocará pagar más por estar más seguros?
Alcalde lo invito a que vaya con todo el gabinete a comer a la Arepería de la 44 a y Bravos del Guabal, eso sí, paga usted.
Lo invito a que por lo menos una vez a la semana le dé la vuelta a la cuidad en el MIO para que vea esas estaciones como están de destruidas, los buses sucios y ruidosos.
Ojalá usted y su secretaria de gobierno hagan una prioridad la captura de los autores de robos masivos y asesinatos como si cada muerto fuera gringo.
Creemos una realidad distinta, intervención a las pandillas y oficinas de cobro, vuélquese con todo el gobierno a las comunas, escuche la voluntad popular, no pierda esta oportunidad culpando a otros por lo que usted y su equipo no están haciendo.
Asuma la responsabilidad para que los cambios puedan estar en sus manos. Y si siente que no es capaz sólo, pida ayuda, pero deje de llorar y que le haga bomba la camisa gestionando ordenando gobernando.